Estabamos en la oficina escribiendo los nombres de algunos productos de procedencia animal. Jesús iba a escribir LECHE; "rompe" la palabra en dos sílabas y empieza la transcripción fonética:
- Pablo: A ver Jesús, ¿Qué te suena en "LE"? (exagerando un poco la pronunciación).
- Jesús: Me suena la de Layla.
- Pablo: ¿Y alguna más?.
- Jesús: La E mía.
- Pablo: ¡Muy bien! ¿Y en CHE? (exagerando la pronunciación otra vez, CHHHHHE).
- Jesús: Me suena...., me suena... ¡A viento!. ¡Y también a agua!.
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